(22-24 de Febrero 08).
Luz Serena.
Instructor Samuel Soriano
Locos que buscan en la nada
esperan el encuentro con ellos/as que son nada,
y su existencia poco a poco.
a la nada les acerca.
…Mientras,
todos juntos comparten soledades.
Henos aquí , postrados ante nosotros mismos , juntos y solos en un viaje que iniciamos desde diferentes caminos con distintos destinos y un mismo final, guíados por un arriesgado personaje que se atreve a iniciarnos en una vía de dudoso retorno y tortuosos senderos.
A este personaje lo llamaré el “ hombre de la voz en el vientre”.
El hombre de la voz en el vientre recita extrañas palabras que sólo él y algunos de sus allegados entiende. No importa la comprensión pues todos participamos de su vibración.
Sonido, silencio, silencio, sonido y en ocasiones , si todo va bien , uno hasta consigue rozar la quietud.
El hombre de la voz en el vientre mantiene una distancia próxima junto a una franca sonrisa con la que transmite que por muy mal o bien que pueda estar todo, nada es todo y todo es nada, con lo cual se te invita a que te sientes, adoptes una postura de zazen y que respires con conciencia de respirar, contando expiraciones, creando ikebanas de aliento o sumando 125 exhalaciones .
Nos enseña los movimientos simbólicos, que son los que darán la fuerza a los actos para que éstos se conviertan en rituales:
Cómo entrar y salir del espacio escénico del Dojo (¿), saludar con respeto al pequeño lugar en dónde me postraré y que me recogerá en mi viaje con el zazen, saludar a los que me acompañarán en esta, para mí, primera experiencia y poco a poco conseguir mi “ postura”.
En estos días de luna , convivimos lentamente en este bonito lugar de montañas serenas. Los residentes nos acogen con calor y con afecto comparten sus saber y sus experiencias con nosotros .Y Moisés, cada día, al terminar de comer o de cenar nos lee la “tabla de los quehaceres” después de sonar un par de toques de claquetas.
Hacemos zazen por la mañana, por la tarde y por la noche, sentados y caminando lentamente. La escenografía es francamente bella, suave y dulce.
Todos juntos por un mismo camino y en diferentes viajes compartiendo un profundo respeto por nuestras diferencias.
Desde mi soledad , gracias a todos/as por acompañarme desde la suya.
Nacho.
Instructor Samuel Soriano
Locos que buscan en la nada
esperan el encuentro con ellos/as que son nada,
y su existencia poco a poco.
a la nada les acerca.
…Mientras,
todos juntos comparten soledades.
Henos aquí , postrados ante nosotros mismos , juntos y solos en un viaje que iniciamos desde diferentes caminos con distintos destinos y un mismo final, guíados por un arriesgado personaje que se atreve a iniciarnos en una vía de dudoso retorno y tortuosos senderos.
A este personaje lo llamaré el “ hombre de la voz en el vientre”.
El hombre de la voz en el vientre recita extrañas palabras que sólo él y algunos de sus allegados entiende. No importa la comprensión pues todos participamos de su vibración.
Sonido, silencio, silencio, sonido y en ocasiones , si todo va bien , uno hasta consigue rozar la quietud.
El hombre de la voz en el vientre mantiene una distancia próxima junto a una franca sonrisa con la que transmite que por muy mal o bien que pueda estar todo, nada es todo y todo es nada, con lo cual se te invita a que te sientes, adoptes una postura de zazen y que respires con conciencia de respirar, contando expiraciones, creando ikebanas de aliento o sumando 125 exhalaciones .
Nos enseña los movimientos simbólicos, que son los que darán la fuerza a los actos para que éstos se conviertan en rituales:
Cómo entrar y salir del espacio escénico del Dojo (¿), saludar con respeto al pequeño lugar en dónde me postraré y que me recogerá en mi viaje con el zazen, saludar a los que me acompañarán en esta, para mí, primera experiencia y poco a poco conseguir mi “ postura”.
En estos días de luna , convivimos lentamente en este bonito lugar de montañas serenas. Los residentes nos acogen con calor y con afecto comparten sus saber y sus experiencias con nosotros .Y Moisés, cada día, al terminar de comer o de cenar nos lee la “tabla de los quehaceres” después de sonar un par de toques de claquetas.
Hacemos zazen por la mañana, por la tarde y por la noche, sentados y caminando lentamente. La escenografía es francamente bella, suave y dulce.
Todos juntos por un mismo camino y en diferentes viajes compartiendo un profundo respeto por nuestras diferencias.
Desde mi soledad , gracias a todos/as por acompañarme desde la suya.
Nacho.