martes, 26 de junio de 2007

Celebración de los 25 años de docencia del maestro zen Dokushô Villalba


Querida/o amiga/o, En septiembre de este año se cumplen veinticinco años del comienzo de mi actividad como transmisor del Dharma del Buda en el linaje Zen. En realidad comencé a enseñar antes. En 1981, cuando residía en Paris, mi maestro Taisen Deshimaru me encomendó un viaje por España para impartir una serie de conferencias y dirigir varios retiros zen. El viaje comenzó en Madrid, donde día mi primera conferencia pública sobre el Zen. Continuó por Bilbao, donde impartí otra conferencia y dirigí un retiro zen en Eibar. Después le tocó el turno a Sevilla y por último a Barcelona. En total fueron tres semanas intensas dedicadas a la enseñanza del Dharma. Hoy me doy cuenta de la enorme confianza que el maestro depositó en mí, ya que hasta entonces ninguno de sus antiguos discípulos había realizado un viaje «misionero» tan largo. El maestro Taisen Deshimaru falleció en abril del 1982. Este año se han cumplido también veinticinco años de su muerte. En septiembre de ese mismo años dejé Paris para trasladarme a Madrid donde fundé un Centro Zen con la ayuda de algunas personas. Ahí comenzó propiamente mi responsabilidad como maestro zen. Cinco años después vendría el reconocimiento de mi segundo maestro Shuyu Narita Roshi junto con la transmisión del Dharma, hace veinte años y un tiempo más tarde el reconocimiento de la escuela Soto Zen japonesa y muchísimas otras cosas. Bajo el puente que une el año 1982 con este 2007 ha pasado mucha agua. El próximo 31 de agosto, durante el Consejo Anual de la Sangha, que comenzará a las 12h., celebraremos este vigésimo quinto aniversario. Me gustaría que estuvieras con nosotros. Después tendremos una comida festiva.

Fraternalmente en el Dharma
, Dokushô Villalba.

Si vas a venir, por favor, llama a la secretaría del templo y confirma tu asistencia.

miércoles, 20 de junio de 2007

martes, 19 de junio de 2007

ESTAMOS AVISADOS



De entrada, nos demando que qué hacíamos allí. Por qué no estábamos paseando por esas calles en vísperas de fogosas fiestas mayores o apuntando las últimas recetas terapéuticas de Jorge Bucay, que a la misma hora, en otro lugar de la ciudad, largaba una conferencia sobre otro penúltimo libro.
Pero, ya que atrevimos asistir a su mortífera convocatoria, nos calificó de valientes,quizás,para engatusarnos, y por acudir, nos ofrecía al grupo, a un precio igual y razonable, una promesa vivencial de vuelo simulado hacia un destino hospitalario que nombraba buen morir ,con escalas prácticas en propuestas-hito para vivir antes en condiciones óptimas. Este que hacía de piloto, las llamaba, hipótesis budistas de trabajo, por ejemplo: “Cada día es un buen día y todo momento es bueno para vivir o morir” o “Entre palangana y palangana, solo tonterías”.Hipótesis decisivas, perlas fulminantes y atroces para nuestros dramas caseros y narcisistas. Y compramos, incautos, el billete para partir. Y, del efecto de ese viaje virtual, quedarían trituradas las respuestas apañadas de nuestro equipaje de mano, escondidas, semielaboradas .De este estropicio, de esta pérdida, no quedamos avisados. Ni de que no habría oportunidad de retorno indemne ni libro de reclamaciones. Hechas trizas quedaron nuestras perspectivas previas, por su condición de humanas, demasiado humanas, él por Nietzsche, nos lo avisó, después.
El quebrado quántico Vida / Muerte, fue siempre avisando, era una PBMOA (Presente Binaria Misma Onda Atómica) regida por poderosas leyes externas a lo humano como, a la Física, la gravedad y la entropía. Una espiga entrelazada de leyes y fuerzas sobre las que la entera humanidad habida solo ha construido atisbos y apuntes. Otro aviso: Que su sentido, determinación y consecuencias para nosotros solo serían conocidos desde la experiencia exenta de especulación. Y que del ávido empeño, diverso y colectivo, de millones de hombres y mujeres del orbe por alcanzar la Máxima Comprensión, provenía la configuración, en el tiempo histórico, de un complejo calidoscopio de religiones, filosofías y guías espirituales. Que ese catálogo de indicaciones, señales y pistas compuestas en ismos devocionales, que esa siempre provisional condensación de sabiduría mítica de lo intangible son obra humana, todavía, demasiado humana, estábamos avisados. Que esa mixtura de conocimiento espiritual era, solo sospecha y presunción, solo conjetura inicial del misterio con mayúsculas, avisó, y que estos indicios sirvieran de mero alivio a las variadas neurosis de nuestros yoes condicionados o de ardua vía de realización para el profundo buscador de la clara luz que llevamos dentro, dependía de nosotros, también, de eso, nos fue advirtiendo. Cuando morimos ¿Quién de los cinco agregados crees que muere? nos interpelaba, con razón, por ilusos y auto engañados. Nos clasificó y nos describió una tipología de muertes que nos acontecen en la vida cotidiana, todos los días. Contó los tres Bardos tibetanos y el proceso de cómo los cuatro elementos de nuestro cuerpo se refundan y se transforman en el alambique kármico universal.
Aquel que preguntaba si era necesario un Gran Alquimista o un Gran Relojero para tan complicado mecanismo cósmico quedó petrificado por la indiferencia del Universo ante la cuestión. Nos hizo escribir un epitafio que resumiera nuestra vida a otros y Groucho Marx continuó insuperable. Y nos mando a casa a dormir con la tarea literal de despedirnos de todo y de todos, como si de esa noche no fuéramos a salir…vivos. Alguna se lo tomaría demasiado en serio, otro se fue de boda. La mayoría, al menos, lo intentó.Y a la mañana siguiente, en apariencia ilesos, éramos otros, pues los mismos, habíamos muerto.
Y nos recomendó: que la parca nos atrape despiertos con plus de conciencia más que confesados. Que es mejor aceptar nuestro continuo kármico como influye que ignorarlo pues alguna posibilidad tendremos de actuar y reconducir la terrible apisonadora de la causalidad.
Que si somos únicas y excepcionales ventanas por donde el universo se auto observa, que si río de vida muerte y de muerte vida trascurriendo hacia inevitable desembocadura en océanos de serena luz (que avivaramos el seso,como Jorge Manrique siglos ha, recordó a nuestra alma dormida); que si efímeras gotas de rocío de gaseosa condición, que si escindidos goterones o arrogantes chorretones que no se reconocen agua pues sueñan delirios de identidad separada del caudal río donde forman parte y fluyen. Así, una tras otra, nos fue atravesando, con metáforas de lo esencial, balas de marca lúcida, que entraban de muerte en nuestros corazónes. De que ya veníamos heridos, de esto, no nos advirtió. De que durante el seminario solo se estaba rematando a unos ya cadáveres, tampoco. Aquellos que estaban junto a las ventanas no dejaban de ver más que zombis por la calle, preparándose para celebrar al nuevo campeón de Liga.

La sesiones de zazen anteriores nos parecieron después inyecciones de mansedumbre adobadas con ceremonia para que no percibiéramos que la marcha de la ruta planteada dirigía hacia un matadero diferente y la nave de aviso era un ataúd acolchado. Y por más vaticinado, un renacimiento conducido, una masacre de vida con fondo musical, sucedió .Unos lloraron, otros rieron, otros se conmovieron,aquel se decantó ,alguno tal cual vino se quedó y nunca se supo quien , al dormirse, roncó.Hasta uno,con resaca de viaje,decidió romper un ayuno. Hubo al final quien preguntó en que autoescuela podia sacarse el carnet de conducir a la muerte para asi ayudar a otros.
Y el maestro piloto se marchó a otra ciudad, solo, con una marea de tripas y calor. Y nos dejó aquí, exhaustos y estremecidos, con una nueva marca de serenidad en el rostro e implantada por dentro, como un chip a traición, una impronta neuronal que nos dejaba instrucciones adecuadas y precisas para recibir esta vida y esta muerte de todos los días.Preparados, listos,…ya.
Ya llegan las vacaciones, valientes.
M.P.M